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Hacer lugar

Devocional adventista para la mujer 2022

Agranda tu casa, construye una ampliación. Extiende tu hogar y no repares en gastos.

Isaías 54:2, NTV

Cierta mañana me desperté con las palabras de Isaías 54:2 en mente. En este texto, Dios le habla a Israel como un marido a su mujer. Israel es representado como una mujer estéril y triste. Entonces, Dios le dice que amplié la casa, ¡y que no repare en gastos! Ella debe preparar lugar para sus hijos antes de que lleguen. ¿Cómo nos preparamos para las bendiciones que Dios quiere darnos? Haciendo lugar físico, mental y emocional.

En Spurgeon’s Verse Expositions of the Bible [Exposiciones de Spurgeon sobre versículos de la Biblia], el famoso predicador inglés escribió: “Dios está a punto de bendecirte. Agranda tus carpas, alarga las cuerdas y fortalece las estacas; prepárate para la bendición que se avecina, porque tendrás mejores y más brillantes días de lo que alguna vez hayas conocido. Por tanto, ya no estés triste, sino mira con alegre anticipación las cosas buenas que te esperan”.

Antes de recibir la bendición hay que hacer lugar. Es un acto de fe y esperanza. A la viuda pobre que no podía pagar a sus acreedores, Eliseo le dijo: “Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas” (2 Rey. 4:3, énfasis agregado). Esta pobre mujer estaba a punto de perder a sus hijos; ellos serían tomados como esclavos en forma de pago.

Entonces, Eliseo le dijo que hiciera lugar para la bendición (y no poco lugar). La mujer golpeó a la puerta de todos sus vecinos, con la fe desesperada de una madre que pelea por sus hijos, y juntó vasijas, jarras y jarritos. Luego, ella se encerró en su casa y Dios lleno el espacio de fe que ella había creado con bendiciones. El aceite de oliva dejó de fluir solo cuando la última jarra se llenó hasta el borde.

A veces, no queremos hacer espacio emocional para una bendición porque nos cuesta soltar el dolor y volver a creer. La sunamita había construido una habitación para Eliseo, había creado un espacio físico. Sin embargo, cuando el profeta le prometió un hijo, ella dudó.

«¡No, señor mío! –exclamó ella-. Hombre de Dios, no me engañes así ni me des falsas esperanzas” (2 Rey. 4:16, NTV). Aunque su esposo ya era anciano, la sunamita quedó embarazada, tal como Eliseo lo había dicho. No limites a Dios en lo que quiere darte, ¡haz amplio lugar para la bendición!

Señor, hoy quiero hacer espacio emocional para las bendiciones que se avecinan. Ya no voy a enfocarme en las dudas, los rencores y las desilusiones del pasado. Hoy elijo perdonar y mirar al horizonte con fe y expectativa. Hoy abro mi corazón y hago espacio para tus bendiciones.

Vanesa Pizzuto es licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Matanza, Argentina, y tiene un máster en Educación por la Universidad de Hertfordshire, Inglaterra. Es la autora de la serie de cuentos bilingües Amancay, publicada por este mismo sello editorial, así como de numerosos artículos. Trabajó como docente y como presentadora de radio para Radio Adventista de Londres. De nacionalidad argentina, Vanesa vive en Inglaterra.