Te reirás de hambres y calamidades, y no tendrás miedo a los animales salvajes.
Job 5:22, DHH.
A pesar del concepto erróneo de la misericordia de Dios que tenía Elifaz, dijo dos grandes verdades.
1. “Te reirás de hambres y calamidades”. Acostumbro dar el 20 por ciento de mis ingresos para la iglesia, entre diezmo y ofrendas voluntarias. En muchas ocasiones ha sido un acto de fe. Una mañana, distribuí mi quincena para pagar todos los gastos del mes. No quedaba nada para comprar comida.
El cheque para la iglesia que estaba en el sobre de diezmos cubriría perfectamente los gastos de las compras. Saqué el cheque del sobre, y me arrodillé para suplicarle a Dios que cumpliera su promesa. Deposité en el correo todos los pagos correspondientes.
También recogí el correo que llegó. Entonces vi un sobre que venía de una iglesia en Texas con una nota corta, ¡y un cheque con mucho más dinero del que yo había apartado para mi iglesia! Era un regalo de agradecimiento por unas conferencias que había dirigido hacía mucho tiempo.
Dios respondió la oración antes de que yo llevara mi diezmo a la iglesia. Esta experiencia se ha repetido muchas veces, y he entendido que Dios no necesita mi dinero, que diezmar y ofrendar es solo un método para probar mi fe y mi confianza en sus promesas.
2. No tendrás miedo a los animales salvajes. Mientras colportaba (es decir, mientras vendía literatura cristiana para costear mis estudios), llegué a una casa y toqué el timbre. De inmediato salió un perro del garaje, listo para atacarme. Me apoyé en un auto y le di la espalda al perro, para que no me atacara de frente. Me quedé esperando la arremetida, pero no llegó.
La dueña de la casa salió y se disculpó, me preguntó si no había visto el letrero de no entrar porque había un perro bravo. Se asombró de que el perro regresara repentinamente sumiso. Dios es fiel, cumple sus promesas.
“No es la voluntad de Dios que su pueblo esté abrumado por el peso de las preocupaciones. Pero nuestro Señor no nos engaña. Él no nos dice: ‘No temas; no hay peligros en tu camino’. Él sabe que hay pruebas y peligros, y nos lo dice claramente.
Él no tiene la intención de quitar a su pueblo de en medio de un mundo de pecado y maldad, pero les señala un refugio que nunca falla” (CC, p. 124).Cree y ruega porque se cumplan en ti sus promesas. ¡Son verdades!