El Señor es mi luz, mi salvación, ¿de quién tendré miedo? El Señor es mi refugio, ¿a quién temeré?
Salmos 27:1, BLPH.
“David escribió este salmo mientras huía y ‘tenía que buscar refugio en las rocas y las cuevas del desierto’. […] Se lo ha llamado el ‘Salmo restaurador’. […] En el ritual judío moderno se recita el Salmo 27 todos los días del sexto mes, en preparación para el año nuevo y el día del perdón (día de la expiación)” (3CBA, p. 703).
David escribió el Salmo 27 luego de enterarse de que 85 sacerdotes habían sido asesinados en el Santuario después de que Ahimelec le entregara los panes sagrados y la espada de Goliat (1 Sam. 21:1-9; 22:18).
Expresa la confianza de David a pesar de las amenazas del enemigo. Había transcurrido gran parte del día sin vender ningún libro, y experiencias no gratas me invitaban a desistir, pero algo me impulsó a ir a la siguiente casa. Una dama abrió y me preguntó directamente:
—¿Eres adventista del séptimo día?
—Sí, señora, por la gracia de Dios —contesté.
—Alabado sea Dios —exclamó la dama—.
¡Llevo veinte años orando por un adventista, un ángel debió haberte traído!
De niña había asistido a la iglesia con su abuela, pero cuando esta murió, perdió todo contacto con los adventistas. Me compró los libros que ofrecía. Oré con ella y llevé su información a la iglesia. Para la gloria de Dios, toda la familia llegó a ser adventista.
Ese día el enemigo quiso evitar que yo llegara a ese hogar. “No es Cristo el que echa sombras en tu camino. […] Es Satanás que oscurece tu camino con su propia sombra, pero no hemos de hablar de su oscuridad. […] Si contemplas con fe y confianza las promesas de Dios, y con la fe de un niño las reclamas como tuyas, verás que las tinieblas desaparecerán” (RH, 26 de marzo de 1889).
“El miedo es una sombra oscura que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos. Todas hemos sido prisioneras del miedo de una manera u otra: miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a no ser comprendidas, miedo a lo incierto, miedo a la enfermedad, o incluso miedo a la muerte.
Pero la gran noticia es que todos esos miedos pueden ser conquistados si confiamos en Dios, quien nos trae salvación. Si queremos disipar la oscuridad del miedo, recordemos con David que el Señor es mi luz y mi salvación”.2
2Life Application Study Bible, New Living Translation, 2a edición (Wheaton, IL: Tyndale House Publishers, Inc., 2004), p. 870.