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Increíble

No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.

Gálatas 6:7

La historia de Ananías y Safira que se relata en Hechos 5 me parece increíble, y no me lo parece porque dude de la veracidad del texto bíblico, sino porque no puedo comprender cómo un creyente puede pretender engañar a Dios.

Un creyente, por definición, cree en Dios y sabe de su presencia, ¿cómo puede ignorar ese hecho? Es una historia dramática que nos choca intensamente, porque su acto los condujo a la muerte inmediata.

Sobre ese texto, dice Elena de White: “Del severo castigo impuesto a estos perjuros, Dios quiere que aprendamos también cuán profundo es su aborrecimiento y desprecio de toda hipocresía y engaño.

Al pretender que lo habían dado todo, Ananías y Safira mintieron al Espíritu Santo, y como resultado perdieron esta vida y la venidera. El mismo Dios que los castigó condena hoy toda mentira. Los labios mentirosos le son abominación. Declara que en la santa ciudad ‘no entrará […] ninguna cosa sucia, o que hace abominación y mentira’ (Apoc. 21:27).

Aferrémonos a la veracidad con mano firme, y sea ella parte de nuestra vida. Practicar el disimulo y jugar al tira y afloja con la verdad, para acomodar los planes egoístas de uno, significa provocar el naufragio de la fe. ‘Estén pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad’ (Efe. 6:14). El que declara falsedades, vende su alma a bajo precio” (Los hechos de los apóstoles, pp. 63, 64).

Realizar una estafa procesal (querer engañar a un juez) es un delito bastante incoherente cuando hablamos de Dios, porque este Juez justo lo sabe todo; esto quiere decir TODO. Y burlar a Dios no es posible. He visto, sin embargo, a muchas personas proceder así. Piensan que son más listos que quien los creó e inventan excusas que solo los exponen más.

¿Cómo te sientes cuando alguien te viene con una excusa increíble? Como es lógico, mal. ¿Cómo crees que se siente Dios cuando te presentas con una excusa increíble? También se siente mal. Primero, porque muestras tu falta de aprecio y, segundo, porque muestras tu simpleza.

Hacer algo cuando nadie te ve, montarte una película impresionante para defender tus propósitos, pretender una religiosidad que no vives, jactarte de una generosidad que no practicas son algunas de esas boberías que te debieran hacer pensar si de verdad crees en Dios.

Porque si de verdad crees en él, debieras ser más cuidadoso. Por otro lado, ¡qué bueno tener a un Dios que nos conoce totalmente! No tenemos que fingir nada y podemos ser sinceros.

Víctor M. Armenteros es doctor en Filología Semítica por la Universidad de Granada y doctor en Teología (Antiguo Testamento) por la Universidad Adventista del Plata (Argentina). Durante más de una década ha sido profesor de Sagrada Escritura y Lenguas Bíblicas en el Seminario Adventista de España. Actualmente comparte la docencia con la gestión, al ejercer como director de los estudios de posgrado de la Universidad Adventista del Plata y de la sede austral (Argentina, Paraguay y Uruguay) del Seminario Adventista Latinoamericano. Es miembro de la Asociación Española de Estudios Hebreos y Judíos. Ha colaborado como traductor en la Biblia Traducción Interconfesional y forma parte del equipo editorial de la revista DavarLogos. Es, a su vez, autor de diversos artículos sobre escritos bíblicos y literatura rabínica.