No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Romanos 12:21
Hay una expresión que he escuchado desde mi infancia que siempre me ha llamado la atención: “rSer más bueno que el pan”. Durante años pensé que hacía referencia a una valoración de épocas de carencia, en que lo más valioso y sabroso que se podía comer era un pedazo de pan.
Hoy tengo la certeza de que la expresión viene de la referencia al “Pan de Vida”; es decir, a Cristo, el ser “más bueno” que jamás haya existido. Me gusta, por ello, saborear su buenismo porque vence el mal con el bien. Fíjate en algunos detalles:
- Fortalece las relaciones. Jesús enfatiza los vínculos familiares, celebra la amistad verdadera, aporta equilibrio al matrimonio. Le gusta la gente, disfruta de un buen abrazo. Es sociable porque es amable, porque se preocupa y se ocupa de los demás. Por ello, gran parte de su instrucción recalaba en dar una oportunidad a las relaciones. Despertó relaciones dormidas con el impulso de la esperanza. Rehabilitó relaciones rotas con la fuerza del arrepentimiento y del perdón. Y eso es bueno.
- Se preocupa por los detalles. Jesús era especialista en “puntos de inflexión”. Con un simple detalle cambiaba para siempre una vida. Una sonrisa a tiempo, una palabra acertada, un email certero valen más que toneladas de oro. No necesitas casi nada para cambiar el mundo, apenas disposición y cariño. Ni qué decir que esto todavía es bueno.
- Propicia el encuentro con la realidad. Algunos piensan que hay que disfrazar la realidad por amor. Crean ausencias que solo destacan fantasías e ilusiones intangibles. Jesús no maquilló la realidad sino que la cambió. Se encontró con el dolor y le puso bálsamo, con la injusticia y generó equidad, con la discriminación y aportó congruencia. Vivimos en un mundo de pecado e irregularidad, pero no tenemos la intención de que quede así. ¡Afrontemos lo que hay con lo que debiera haber! ¡Pongamos utopía a lo cotidiano! Esto también es bueno.
- Crea espacio para todos. Para una persona buena todos tienen su espacio. El amor es fantástico, cuanto más se otorga más hay. No se gasta con el uso. Jesús vino a crear espacios de convivencia y de igualdad. En su Reino, caben los de arriba y los de abajo, los arribistas y los “bajoneados”, los que acaban de arribar y los que están a punto de bajarse. Todos, absolutamente todos, tienen un lugar. ¡Tú tienes un lugar! No importa cómo seas. Y es que Jesús es mejor que un pan Campagne, mejor que cualquier baguette, es intensamente bueno.