Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5: 8
Hace algunos años se produjo una catástrofe ferroviaria que cercenó las vidas de muchas personas. Un tren de pasajeros se había detenido en la vía a causa de un desperfecto, algunos minutos antes de que pasara por el mismo lugar un tren de carga.
Se envió de inmediato a un empleado con la bandera para detener el convoy que avanzaba a gran velocidad. Se avisó a los pasajeros de que no había peligro, de modo que se tranquilizaron. Pero poco después, el tren de carga embistió al tren que se había detenido.
El choque fue espantoso y produjo escenas de horror. El conductor del segundo tren, que había salvado su vida saltando de la locomotora antes de la colisión, tuvo que comparecer ante una corte para explicar por qué no había detenido su trena tiempo.
«Vi a un hombre que agitaba una bandera —explicó—, pero era una bandera amarilla, de modo que supuse que me estaba indicando que disminuyera la velocidad» . Cuando examinaron la bandera se aclaró el misterio.
La bandera había sido roja originalmente, pero debido a la larga exposición al sol, se había vuelto amarilla. El doctor Harry Ironside hizo este comentario tras el incidente: «¿Cuántas vidas pueden destruirse eternamente por los «evangelios amarillos» que se predican en la actualidad? Cuando predican un evangelio desprovisto de la sangre de Jesús, los predicadores impíos conducen a sus oyentes a la ruina en lugar de alejarlos del camino de la perdición» .
En todos los tiempos, las personas han intentado cambiar el evangelio de Cristo por sus propias ideas. El apóstol Pablo señaló: «En realidad no es que haya otro evangelio. Lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, y que quieren trastornar el evangelio de Cristo.
Pero si alguien les anuncia un evangelio distinto del que ya les hemos anunciado, que caiga sobre él la maldición de Dios» (Gálatas 1: 7-8). Y tú, ¿en cuál evangelio has creído? El evangelio de salvación es el que se haya en la Biblia.
El que Pablo llama «todo el plan de Dios» (Hechos 20: 27). Dedica tiempo hoy a conocer más de este plan y nunca serás engañado.