Nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz.
Isaías 9: 6
Sé que aún no es el 14 de febrero, ni hemos alcanzado el mes del amor, pero no puedo resistirme a compartir algo contigo. El 11 de febrero de 2020, era un viernes por la tarde, y le había preparado un delicioso almuerzo a mi esposa, ya que no íbamos a estar juntos el 14 de febrero.
Antes de comer, ella me entregó una pequeña caja y me dijo: «Lo siento, pero no puedo esperar tres días más con esto». Al tomar la caja, mi corazón dio un vuelco, sintiendo que era más que un simple regalo. Al abrirla, no encontré una, ni dos, ni tres, ¡sino cuatro pruebas de embarazo positivas! Lloré, la abracé y juntos celebramos el mejor Día del Amor que he experimentado en mi vida, a pesar de que aún no era el 14 de febrero.
¿Has notado que cada vez que Dios planeaba realizar algún acto maravilloso en la Biblia, siempre enviaba a un bebé? Cuando nació Noé, su padre dijo: «Este niño nos hará descansar» (Génesis 5: 29). Durante la opresión egipcia, Dios envió un bebé <hermoso»: Moisés (Éxodo 2:1-2). Siglos después, cuando se necesitaba un nuevo salvador para derrotar a los filisteos, Dios envió otro bebé: Sansón (Jueces 13: 1-5). Y, por supuesto, no podemos pasar por alto el nacimiento de Juan el Bautista, quien prepararía el camino para el Mesías (Lucas 1: 11-17).
Cuando Dios vio que el mundo estaba sumergido en la maldad, el egoísmo y el pecado, y se necesitaba un salvador, ¿qué crees que hizo? ¡Envió un bebé! Hace más de dos mil años, cuando los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús, también proclamaron: (Lucas 2: 14, RV95). Sí, esperar el nacimiento de mi primer hijo fue una experiencia emocionante, pero es mucho más emocionante saber que el Niño de la promesa ya vino y nos ha garantizado la vida eterna. Hoy podemos celebrar juntos que «nos ha nacido un niño» (Isaías 9: 6).