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Chistes y verdades

Después de todo, en el reino de Dios lo más importante no es comer ni beber, sino practicar la justicia y la paz y tener el gozo del Espíritu Santo.

Romanos 14: 17, NBV

Hace algunos años leí un chiste* que me llamó la atención gran verdad del cristianismo. El narrador comenzó diciendo que iba cruzando un puente, cuando vio a un caballero que se disponía a suicidarse. ¡Alto! ¡No lo hagas! Hay muchas razones para seguir viviendo, le dijo.

-¿Cómo qué? -preguntó el suicida. -¿Eres cristiano? -preguntó el narrador. -Sí. -¡Yo también! ¿Eres católico o protestante? -Protestante. -¡Yo también! ¿Eres episcopal o bautista? -Bautista. -¡Vaya, yo también! ¿Eres bautista de la Iglesia de Dios o Bautista de la iglesia del Señor? -Bautista de la Iglesia de Dios. -Yo también. ¿Eres de la Iglesia Bautista original o de la reformada? -De la reformada. -¡Yo también! ¿Perteneces a la reformada de 1879 o a la reformada de 1915? -Soy de la Iglesia Bautista de Dios, reforma de 1915.

-¡Muere, basura, hereje! -dijo el caballero mientras lo empujaba hacia el vacío. Este chiste, que obtuvo el primer lugar en una competencia de chistes religiosos en 2005, tal vez destacó debido a su desenlace humorístico que resalta la tendencia humana a erigir barreras, separándonos a través de muros surgidos de nuestra propia imaginación. Entonces, ¿cómo podemos lidiar con esta realidad? En Romanos 14 Pablo presenta dos claves que nos pueden ayudar a vivir mejor.

En primer lugar, Pablo nos insta a no discutir sobre opiniones (Romanos 14: 1, RV95). Cuando tomamos una opinión y la usamos para juzgar a los demás, terminamos creando categorías como fuerte y débil, cuando lo mejor es que cada uno esté convencido de lo que cree» (Romanos 14: 5). En segundo lugar, dado que tus gustos y preferencias están fuera de mi alcance, ¿en qué debo yo concentrarme? Pablo también contesta esta pregunta: vivir en justicia, paz y alegría por medio del Espíritu Santo (Romanos 14: 17).

Cuando me concentro en «lo que conduce a la paz y a la edificación mutua» (Romanos 14. 19) entonces serviré a Cristo, agradaré a Dios y gozaré del respeto de mis semejantes (ver Romanos 14: 18, TLA).