¿Acaso quiero yo la muerte del impío?, dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos caminos?
Ezequiel 18:23
Espantosas inundaciones, egregios terremotos, horrendos huracanes, terroríficos tornados, perniciosas plagas, feroces hambrunas, devastadoras sequías y guerras genocidas. Todas estas nefastas catástrofes han provocado muertes generalizadas, destrucción y ha aterrorizado a millones y millones de habitantes en la tierra, incluidos bebés inocentes, niños, ancianos y enfermos sin ninguna distinción. Con todo ello, el demandado no ha demostrado ni compasión ni remordimiento. Y no contento con ello, incluso ha proclamado que reirá cuando las calamidades ocurran».
Esta es parte de la demanda que Ernie Chambers presentó ante un juzgado contra Dios, en el distrito de Douglas, Nebraska, EE. UU. y que fue publicado en el Diario El Universal el 19 de septiembre de 2017. El documento también dice que, dada la imposibilidad de que Dios se presentara, se cita a los representantes religiosos para que estos hablen en su representación. ¿Qué argumentos habrías preparado si te hubieran llamado a defender a Dios?
Aunque sabemos que nada malo nace de la mente divina y que él solo quiere el bien de sus criaturas, es importante que sepamos por qué suceden las cosas. Es innegable que las acusaciones de la demanda son ciertas; sin embargo, existe un error abismal en cuanto al demandado.
Una reconocida escritora dijo: «Dios no asume nunca para con el pecador la actitud de un verdugo que ejecuta la sentencia contra la transgresión; sino que abandona a su propia suerte a los que rechazan su misericordia, para que recojan los frutos de lo que sembraron sus propias manos. Toda, pasión malsana que se abriga, toda transgresión de la ley de Dios son semillas que darán infaliblemente su cosecha».
Queda claro que no es Dios el causante de innumerables tragedias, sino el hombre mismo que se aleja de él. Como cristianas, tenemos mucho trabajo por hacer y la buena noticia es que no necesitas presentarte ante un juzgado para representar a Dios e invalidar esas acusaciones. Tu vida misma, tu diario caminar, debe ser el testimonio más poderoso para que el mundo vea que el Dios al que servimos es un Dios de amor y de misericordia.