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Una ramita a la vez

Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso.

Hebreos 13: 4, TLA.

Un día miré por la ventana de una de las habitaciones de mi casa y noté que había un poco de basura entre la ventana y la contraventana. Decidí dejarlo para después» y simplemente cerré las cortinas para que mi esposa no viera la basura. Al otro día noté que había más basura, pero esta vez la «basura» estaba organizada en forma de círculo. Fue entonces cuando me di cuenta de una paloma estaba construyendo su nido. Al observar me percaté de que la paloma traía ramitas de diversos tamaños y las iba acomodando hasta que al final el nido estuvo listo y pudo incubar sus huevos en él.

Formar un hogar es un proceso muy parecido. En ambos casos se necesitan muchos elementos y cada uno de ellos aporta un poco de estabilidad. En el capítulo 6 de El hogar cristiano Elena G. de White señala que «la mayoría de los hombres y mujeres, al contraer matrimonio han procedido como si la única cuestión importante fuera amarse mutuamente».* Por supuesto, el amor es el vínculo perfecto (Colosenses 3:14), pero hay otras ramas que no pueden faltar.

En su libro Siete reglas de oro para vivir en pareja John M. Gottman y Nan Silver señalan siete principios que no deben faltar en tu relación de pareja: (1) Conoce íntimamente el mundo de tu pareja, (2) cultiva el cariño y la admiración, (3) acérquense el uno al otro, (4) deja que tu pareja te influya, (5) resuelve los problemas solubles, (6) sal del estancamiento y (7) crea un sentido de trascendencia.

Así como la paloma necesita tiempo para recolectar y organizar las ramas, añadir estos siete principios a una relación requerirá una inversión considerable de tiempo y energía. Por eso, formar un «nido» con alguien no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Hoy te invito a buscar la dirección de Dios, tomarte tu tiempo y, como la paloma, formar un hogar estable y duradero «una ramita a la vez.