El Señor es excelso, pero toma en cuenta al humilde y reconoce de lejos al orgulloso.
Salmo 138:6, NVI.
El cielo estaba nublado. Buen momento para ir a una placita. ¡Y allá fuimos! Acostada en el pasto, veo a los niños corriendo de aquí para allá. Todos quieren subir a la hamaca, como siempre, y algunas niñas hacen cara fea mientras esperan en la fila. Los más chicos juegan en el tobogán; los padres los esperan en la llegada y los reciben con un abrazo.
Sin embargo, el sube y baja es el que llama mi atención. Dos niños juegan y sonríen cada vez que les toque estar arriba. Se esfuerzan por mantenerse el uno al otro en lo más alto; pero el sube y baja enseguida cambia de posición, porque los niños tienen prácticamente el mismo tamaño.
Pienso en nuestra vida, y en cómo tenemos días felices y días más tristes, con más preocupaciones. Los niños también pueden tener altibajos; por eso es importante siempre charlar con la familia acerca de cómo nos sentimos.
Los momentos difíciles no durarán para siempre; pronto regresa la alegría. Dios es quien nos guía y tiene el poder para cuidarnos en cualquier situación.
Mi oración: Papá que estás en los cielos, que en los momentos difíciles de la vida recuerde tu amor por mí.
Sube y baja: Hacia arriba, hacia abajo… Conoces bien ese juego; la vida también puede tener altos y bajos.