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Oración bajo la tormenta

Lecturas devocionales para Adultos 2019

Habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer.

Hechos 27:35.

Nuestro capítulo comienza: “Entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio”, para que los llevara en barco a Roma (Hech. 27:1), donde el apóstol comparecería ante el César.

El grupo zarpó en una pequeña embarcación de carga en Cesárea, y navegó costeando el Asia Menor. En Mira transbordaron a un gran barco de transporte de grano que se dirigía a la península itálica. El relato del viaje bajo la tormenta y el consecuente naufragio es electrizante (vers. 13-44).

Luego de interceder ante el centurión romano por la seguridad de los 276 pasajeros (vers. 24,37), advirtiéndole de la cobarde intención de la tripulación de abandonar y dejar el barco a la deriva bajo la furia de la tormenta (vers. 30- 32), hay una escena que dibuja el espíritu del apóstol. En la noche había sido el salvador de toda aquella gente que no sabía lo que realmente estaba pasando. Ahora que comienza a amanecer, y el momento decisivo para salvar la vida se acerca con las primeras luces de la mañana, él se convierte en consejero de los pasajeros y de la tripulación. Como un gran líder, sabía que un momento de intensa lucha estaba por venir, y que debían alimentarse para tener fuerzas y poder nadar hasta la costa en caso de que el barco naufragara.

Su religión no llevó a Pablo a hacer lo que quizá yo, como pastor, hubiera hecho: comenzar a hablar con la gente acerca de la salvación. Él sabía que Dios los salvaría (vers. 23, 24), y se preocupó antes por el cuerpo de los pasajeros. Les dijo: “Os ruego que comáis por vuestra salud” (vers. 34). Hambrientos, mojados, sin dormir, no estaban en condiciones de cruzar las olas, y lo primero que debían hacer era alimentarse. La religión de Pablo comenzaba por la preocupación por el cuerpo del prójimo (ver Sant. 2:16).

En medio de la torm enta, Pablo agradeció en oración. Y su fe fue contagiosa: Todos tenían “mejor ánimo” (Hech. 27:36).

Pronto, tú y yo afrontaremos la última torm enta antes del naufragio de este mundo. La fe y la oración de gratitud serán las armas con las que venceremos.

Oración: Señor, dame fe y fuerzas en medio de la tormenta.