Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”. Yo le dije: “Señor, tú lo sabes”. Él me dijo: “Estos son los que han salido de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y lo sirven día y noche en su templo. El que está sentado sobre el trono extenderá su tienda junto a ellos”
Apocalipsis 7: 13, 15
Aunque era niño, ya sabía lo que se puede sufrir cuando se es cristiano y se tiene que vivir en medio de quienes no lo son. Si salía para la iglesia, su mamá caminaba detrás de él gritando:
—Este es mi hijo, se volvió loco, ahora es evangélico y ahí le lavaron el cerebro, no come cerdo, dice que el viernes después de la seis ya es sábado y toda plata que recibe se la lleva al pastor. Definitivamente está loco de remate.
En el colegio, los compañeros lo confundían con el bote de la basura, pues todos los desperdicios terminaban en su espalda o cabeza. No perdían oportunidad para ridiculizarlo. En casa, cuando oraba para comer, le sacaban los alimentos del plato y, cuando oraba para acostarse, le tiraban los zapatos y todos los objetos que pudieran encontrar. ¿Y qué decir de la pareja de colportores en el barrio? Los jóvenes orinaban en bolsas y, cuando ellos salían bien vestidos para su trabajo o la iglesia, les tiraban las bolsas. ¿Y qué decir de las tantas veces en las que los distintos países del mundo han utilizado la violencia y las falsas acusaciones para dañar e incluso matar a los cristianos?
Hoy son muchos los cristianos que sufren humillaciones y hasta mueren por el evangelio. Aunque Apocalipsis presenta una gran tribulación poco antes de la Segunda Venida, los cristianos estamos expuestos a tribulaciones en todo momento. Pero la Biblia también declara que Dios tiene grandes recompensas para sus hijos fieles. Hoy @Dios te dice: «Mantente fiel sin importar las circunstancias y recibirás la vida eterna».
