¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Romanos 8: 31-32
TOMARLE LA PALABRA A DIOS. ¿Qué significa? Significa creer que Dios es fiel a lo que ha prometido. Él ha prometido en su Palabra que «si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Juan 5: 14). ¿Pero qué pasa si la respuesta demora? «Cuando nos parezca que nuestras oraciones no son contestadas –dice El camino a Cristo, tenemos que aferrarnos a la promesa; porque el tiempo de recibir la respuesta ciertamente llegará […]» (ed. 2005, cap. 11, p. 142).
Un relato que cuenta Ravi Zacharias, ilustra muy bien el hecho de que la respuesta «ciertamente llegará». Es la experiencia que vivió Hien Pham, un joven vietnamita que sirvió de traductor mientras Zacharias predicó en Vietnam en 1971. Juntos viajaron por todo el país predicando la Palabra, y se hicieron amigos. Cuando Zacharias regresó a su país, perdieron el contacto. Cuatro años más tarde, Vietnam caería en poder de los comunistas.
Diecisiete años después, Zacharias recibió una llamada de Hien Le contó que, poco después de la caída de Vietnam, fue arrestado, acusado de ayudar al ejército estadounidense. Mientras estuvo en prisión, lo obligaron a leer propaganda comunista contraria a la fe cristiana.
Durante todo ese tiempo Hien oró a Dios, pero sin recibir respuesta aparente: « ¿Será que Dios no existe? se preguntaba— ¿Será que he sido engañado?». Finalmente, agobiado, una noche se dijo a sí mismo que no oraría más y que renunciaría a la fe cristiana. Al amanecer, lo asignaron al lavado de las letrinas. Mientras realizaba la desagradable tarea, vio que en el cesto de la basura estaba un papel impreso en inglés. Rápidamente lo limpió, y lo guardó en su bolsillo. En la noche, lo leyó. Era una porción de Romanos 8, con nuestro texto de hoy: « ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?».
Al leer estas palabras, Hien lloró. Justamente, comenzando ese día, él había decidido renunciar a su fe! Al día siguiente pidió que le permitieran seguir limpiando la letrina, Ahí, cada día, encontraba porciones de la Escritura que alguien usaba como papel sanitario. Cada porción era su lectura de la noche, pero las bendiciones no terminaron. Providencialmente fue liberado; luego, milagrosamente, logró escapar a Tailandia; y finalmente, viajar a los Estados Unidos. *
¿Qué debes hacer cuando las respuestas a tus oraciones demoren? Aférrate a las promesas de Dios. Él es fiel a lo que promete, y anhela bendecirte, como su hijo, su hija especial, que eres.
Padre amado, hoy quiero alabarte porque tus promesas son seguras. Te pido que se cumplan en mí, en el momento oportuno, y de acuerdo a tu voluntad.
*Ravi Zacharias, Deliver us from evil, Word Publishing, 1996, pp. 191-194.