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Dios pelea por ti

Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.

2 Pedro 3:13

Hemos entrado en una nueva era geológica, los científicos la llaman Antropoceno. Es la era en que el impacto humano en este mundo es de tal calibre que lo está modificando todo. Se ha alterado la atmósfera con la emisión de gases, se han contaminado los acuíferos, se han desforestado las grandes zonas verdes de la Tierra.

El calentamiento global cada vez es más patente y perjudicial. Se está, además, desencadenando una extinción masiva en el planeta. Solo en los últimos 500 años se han extinguido 322 especies.

Los efectos del egoísmo humano están afectando al mundo de manera exponencial. En los países más ricos se tira casi el 50 % de la comida. Según la ONG Manos Unidas, en torno a 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar al día. La mortalidad infantil alcanza a 6 millones de niños, de los cuales 5 millones mueren por desnutrición.

En un informe sobre violencia de la OMS (2003), se indica que en el año 2000 se suicidaron 815.000 personas. Cada hora, más de una treintena de personas muere por un conflicto bélico. Casi la mitad de las mujeres que fallecen por homicidio lo hacen a manos de su marido o pareja. A nivel global, un 20 % de niñas han sufrido maltrato o abuso sexual.

¿Qué nos está pasando? Simplemente, que estamos viviendo la propuesta de gobierno de Satanás. Sí, sé que es muy fuerte lo que digo, pero a este desequilibrio conduce el pecado. Desde aquel fatídico día en que Adán vio cómo caía la primera hoja de un árbol, el deterioro ha ido a más. Jesús predicó la igualdad y el respeto entre personas, el cuidado de los desasistidos, la preocupación por la naturaleza y el compromiso global, pero su mensaje no ha calado en este planeta.

Sin embargo, no pierde la esperanza de que nosotros seamos diferentes, de que nos suceda como a Pablo, quien aquí reconoce implícitamente su evolución: “Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efe. 2:3). Aceptando las propuestas de Cristo, comenzamos una nueva era geológica, la era de Dios, el Teoceno. La Biblia la llama el Reino de los cielos, se origina en los corazones y se extiende por la eternidad.

Dios nos promete unos cielos nuevos y una Tierra Nueva. Cielos y Tierra plagados de criaturas, vegetación y personas en armonía. Cielos y Tierra sin pecado. Cielos y Tierra que comienzan hoy, en ti.

Víctor M. Armenteros es doctor en Filología Semítica por la Universidad de Granada y doctor en Teología (Antiguo Testamento) por la Universidad Adventista del Plata (Argentina). Durante más de una década ha sido profesor de Sagrada Escritura y Lenguas Bíblicas en el Seminario Adventista de España. Actualmente comparte la docencia con la gestión, al ejercer como director de los estudios de posgrado de la Universidad Adventista del Plata y de la sede austral (Argentina, Paraguay y Uruguay) del Seminario Adventista Latinoamericano. Es miembro de la Asociación Española de Estudios Hebreos y Judíos. Ha colaborado como traductor en la Biblia Traducción Interconfesional y forma parte del equipo editorial de la revista DavarLogos. Es, a su vez, autor de diversos artículos sobre escritos bíblicos y literatura rabínica.