También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados.
Hechos 5: 16
El mundo está enfermo. Envuelto en sus adicciones, miedos, inseguridades, frustraciones y malestar emocional. Los males de este siglo acosan a la población mundial: ansiedad, depresión, estrés y soledad. Todo esto causa infelicidad, toda clase de enfermedades físicas y muerte por doquier. Como nunca antes, la humanidad necesita un lugar al cual ir para hallar salud, para restaurar la integridad física perdida. En el pasado, con la presencia de Jesús en la Tierra, aumentaron de manera impresionante los milagros de sanidad. Cuando Cristo regresó al cielo después de la resurrección, sus discípulos continuaron su tarea. Ellos sanaban en lugares públicos y en las casas. A eso se refiere el pasaje de hoy. La gente venía de las ciudades vecinas trayendo a sus seres queridos y sencillamente encontraban una respuesta: todos, sin distinción alguna, eran sanados.
¿Sabe hoy la humanidad a dónde ir para encontrar sanidad? Hace unos días te conté que una madrugada escuché una voz que me dijo: «Levántate y ve al templo». Esto me ha ocurrido en varias ocasiones. Una vez salí en la madrugada hacia el templo. El jefe de los diáconos había puesto a llenar el bautisterio y, como no había, agua se había marchado a su casa. El servicio de agua se restableció unos minutos después. A esa hora, cuando llegué, la iglesia estaba inundada completamente, teníamos cascada y río propios. Pasé el resto de la noche secando el templo.
En otra madrugada me levanté para ir al templo después de escuchar la misma voz y encontré a un caballero arrodillado al frente de la iglesia. Su hijo se había casado pocos días atrás y, tal vez por los nervios, no había podido consumar el matrimonio. Eso le hizo pensar que era un inútil y, sin rodeos, consiguió un frasco de veneno y se lo tomó. Ahora estaba allí en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte. Cuando los médicos vieron que no podían hacer nada, le hablaron del caso del niño que fue mordido por una serpiente, y lo enviaron a la iglesia. Oramos por él y, pocos días después, lo vi salir del hospital e ir a casa.
¿Sabe hoy la gente adónde ir cuando necesita ayuda? ¿Es tu vida o tu iglesia un faro para el perdido? @Dios te dice hoy: «Yo soy la sanidad que el mundo tanto necesita. Procura con tu vida y ejemplo atraer a las personas a mí».